El fracaso del modelo de gestión privada de los hospitales públicos
¿Cuántos barbas de nuestros vecimos tendremos que ver pelar para poner las nuestras a remojar? En esta entrevista a Francisco Reyes Santias, el que fuera asesor del sistema sanitario británico, comenta el fracaso del modelo de gestión privada de los hospitales públicos, iniciado en Gran Bretaña y copiado en muchos otros países, entre ellos España.
Francisco Reyes Santias - Especialista en economía de la salud
"Hasta los conservadores británicos dicen que la gestión privada fracasó"
El abogado fue asesor del sistema sanitario británico
—¿Desde dentro se ve a la sanidad británica tan deficiente como se percibe desde fuera?
—¿Por qué fracasa?
—Es un modelo que al final resulta ser mucho más caro, entre seis o siete veces más costoso.
—¿Y la explicación?
—La tiene. Primero porque los tipos de interés del mercado financiero, que es donde las empresas obtienen el dinero, son más altos que los tipos de la deuda pública. En segundo lugar, porque las empresas obviamente tienen que repartir beneficios y el reparto oscila, dependiendo de la compañía y hospital, entre el 15% y el 25% anual de la inversión. Y además ha habido unos incrementos sustanciales en los costes de construcción de los hospitales: desde el momento en que se aprueba el proyecto hasta que se entrega el hospital construido los costes sufren un incremento medio del 62%.
—¿Es ese modelo el que se pretende implantar aquí?
—Si y también se ha intentado implantar en otros países. Los canadienses lo han utilizado y también hay alguna experiencia en Australia. Son países de la órbita sajona que es donde más se han extendido. Y en esos casos las consecuencias y los resultados han sido los mismos.
—¿Y en España?
—Aquí ha habido dos comunidades autónomas que han iniciado ese modelo. La que lleva más tiempo, desde alrededor de 2001, es Valencia, y la otra es la Comunidad de Madrid, desde 2003. Y los resultados en cuanto a costes y a calidad no han sido los esperados. En Valencia el Consejo de Cuentas plantea claramente que este sistema de financiación genera una deuda que probablemente la comunidad autónoma no podrá asumir, de modo que tendrán que elevarse los impuestos o lo que ha se ha propuesto, que es la introducción del copago, es decir que pagará más quien más enfermo está... En el caso de Madrid algo un poco similar: una empresa de valoración de riesgos de países y grandes empresas hizo en 2008 una evaluación de la deuda de la comunidad y salía que está ya cerca del 40% del presupuesto global precisamente por esa forma de financiación de los hospitales. La propia Esperanza Aguirre lanzó que el Estado podría volver a asumir ciertas competencias, por ejemplo las sanitarias.
—¿Cómo es la participación de la empresa privada en ese modelo?
—El nivel de participación de la empresa privada va desde la construcción del hospital, la prestación y gestión de los servicios no sanitarios hasta incluso la prestación y gestión de los servicios sanitarios.
—Si asistencialmente es un desastre y económicamente una ruina, ¿por qué se implantan estos sistemas?
—En sí mismo es un excelente negocio para las empresas que obtienen la contrata, eso por supuesto, será un excelente negocio para algunos, no lo dude. Y por lo que respecta a la administración el problema está que no se va a poder tener una deuda pública superior al 60% del PIB o un déficit superior 3% del PIB. Lo que hacen es lo que se llama en hacienda pública la ilusión fiscal, es decir genero una deuda mucho mayor pero que no está contabilizada como tal deuda pública, con lo cual se cumplen los criterios de Europa: hoy inauguro un hospital, la gente queda muy contenta y no se dan cuenta hasta mucho tiempo después de los costes sobrevenidos y el empeoramiento en calidad del hospital y para entonces a saber quién estará gobernando.